martes, 18 de septiembre de 2007

(buenos aires, miércoles 19 de setiembre, 12:40 am)

Oh tristeza!
¿Hasta cuándo tu habitar en mí, y la perfidia de tus garras carroñeras rajándome la piel del pecho?
¿Qué delicia ignota y cuantificada te produce verme arrastrar por las calles de esta mugrosa ciudad mis lágrimas incontenibles como perlas de luz hundiéndose en el fondo del pantano?
¿Cuándo la libertad de tus jaulas invisibles me dejará respirar aunque sea los últimos reflejos de algo noble, puro, perfumado,nato?
Lejos de mí la luna hace muecas de perfección.
Mirarla es casi pulverizar su belleza indescrifrable.
En mi pequeño colchón sin ángel de mi habitación momentánea rasparé la rabia como un cristal sobre los brazos blancos y sus ríos morados con barcos pequeñitos anclados o a la deriva.

1 comentario:

una mun dijo...

soledad desamparada
infinita
no hay magnolias que atemperen el mar
en el arenoso acaecer
de la tristeza