sábado, 8 de septiembre de 2007

(buenos aires, sábado 8 de setiembre, 2:06 pm)

Y no llueve inmensidades en mis ojos secos que con inquietud de pájaro enjaulado desposee todo pensamiento hacia un mañana metafórico.
Y las horas se hacen largas mansedumbres entregadas como un rebaño de ovejas que caen al pantano.El perro guardián mastica un hueso debajo de un árbol.
Y pedazos de reboque caen y caen y son el único testigo sonoro en este instante.
Y el tic tac del reloj, y un celular muerto que no recibe ni llamadas ni mensajes,y el esqueleto cristalino de dos copas junto a una botella de vino vacía y seca.
Y los libros en rigidez tosca, intocados aun.
Y tus ojos fugaces atravesando el cielo hasta alcanzar los más enormes kilómetros de altura y de distancia.
Y aquel otro muerto en vida que convirtió en fantoche humoso el amor que nacía como un lirio de luz.
¡Quitarme la palabra!
¡Él ,que vomitó su hecatombe de dolor en palabras que cayeron como fuego a mis manos de niño!
¡Qué insanía!
Y mi cuerpo desnudo sobre la cama, arrojado como un trapo, como una hoja amarilla desprendida del árbol, yace,innerte,casi químico, y quiere llorar desde los ojos pero no sale, y gritar, revolcarse en el placer ígneo de otro cuerpo pasajero al menos, o vomitar...vomitar...todo todo todo lo que no está pasando y daña.

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