domingo, 28 de octubre de 2007

(buenos aires, domingo 28 de octubre, 6:10 pm)

"¿Ah, quién me salvará de existir? No es la muerte lo que quiero, ni la vida: es aquella otra cosa que brilla en el fondo del ansia como un diamante posible en una cueva en la que no se puede bajar" (Pessoa)

El viento pareciera hablar en un lenguaje de inexplicable obviedad. Retazos de palabras enunciadas en un idioma extraño me llegan,mientras el ruido de la ciudad se agranda como un pulpo de gomaespuma en el fondo de una pileta llena de musgo y gusarapos verdosos.
Frente a mí el obelisco como un tosco dedo huesudo señalando el zenit que a nadie le interesa percibir.
Sin lágrimas en los ojos los días transcurren pasmados y somnolientos, casi sin vértigos que auspicien la aventura crispando la piel.
Sólo una boca ansiosa que chupó la mía anoche, bajo la solemne quietud de la luna, tiene a esta hora del tiempo un significado vagamente feliz.
Ser besado ( o besar) y mirar tus redondos ojos entornándose como una canción novísima, la primera canción hecha,la primera vez que mi boca extasió su sed de cementerio en el túnel de tu boca roja.

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