domingo, 18 de noviembre de 2007

(buenos aires, sábado 17 de noviembre, 11:20 am)

En la estación de trenes retumban hasta los más ínfimos sonidos.
¿Retumbará también mi pagano silencio que atorado atesora muros, bolitas japonesas de colección,palomas,butacas de cine,nichos de cementerio,carnavales en la esquina,tetas, agujas de tejer,libros,escaleras,crucigramas,vergas en penumbra,montañas,cactus,subterráneos,ropa tendida,llanto con mocos acuarelados,beso equivocado en el bosque,mar de invierno,pedazos de palacio inca,gestos de gato asustado,inodoros putrefactos,helados de pistacchio,copas de cristal vacías, sueños?
El tren avanza como una vaca testaruda que prefiere seguir pastando. Los limosneros inventan mil maneras de obtener limosnas.El poder muestra su opulencia con envergadura indeterminada.
Mi corazón es una hamaca vacía en el arenero de la plaza.El día es gris como una rata con tifus.
En el vidrio del vagón en el que viajo alguien dibujó un corazón que encierra las palabras "tu" y "yo".
Ninguna cara es la misma cara nunca.
¿Cómo será la mía?
¿Asustará, impresionará,enternecerá, aparentará confiabilidad, desorden, o generará deseo, misterio,rechazo,asco,pena,imantación?
Las ruedas sobre los rieles chirrian y parecen grillos aplastados que gimen todos a la vez la tortura incalculable de sus insignificantes cuerpecitos que crujen y se despedazan.
Todo se arma de a pedazos y después, lentamente, de a pedazos cae.Vuelve a caer.
Reciclo en mi memoria los vacíos que acumulé y que condené al destierro.Ellos, fuera de mí,rencorosos del castigo,son negras panteras acechantes en la espesura de las sombras, a la espera del mínimo descuido de mi alma.

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