lunes, 23 de abril de 2007

(sucre, lunes 23 de abril, 8:55 am)
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La paz del ojo iracundo flamea su limpieza pronosticada.
Pilares de aguada luz sosteniendo pétreos un edificio antiquísimo con remembranzas de la caída en el oscuro y profundo pozo del sueño inconquistado.
Así las cosas,el mundo externo no enmudece su carnaval y disfrazados los ángeles de los contornos sobre coturnos de miel endurecida, tapándose los oídos con sus alas flúo, reinventan constantemente maravillosas formas de producir caminos o estelas espumosas en el agua pueril de la mañana.
Yo fui testigo alguna vez, creo recordarlo,de aquella luz incandescente que devoró mis pupilas de niño trasnochado en la planicie amorfa.

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