lunes, 5 de noviembre de 2007

(buenos aires, lunes 5 de noviembre, 2:57 am)

"La peste toma imágenes dormidas, un desorden latente, y los activa de pronto transformándolos en los gestos más extremos" (Antonin Artaud)

A veces la peste toma formas insospechadas, pero lo más complejo es descubrirla cuando habita la interioridad extrema del caparazón humano.
Entonces, los ojos,esos delineados poéticamente - absurdamente- como "espejos reveladores de cada espíritu" ,se tornan , por medio de contorsiones inclasificables,en lúgubres payasos que se mofan todo el tiempo; o es posible que adquieran también la antropomorfía de sanguinosos gusanos redondos que ocultan su veneno letal, o cuchillos brillando bajo la oscuridad del cielo que la luna no ha querido ahondar con su orgasmo de luz.
La peste quema como un trozo de brasa viva del mismísimo infierno entre las piernas; aguarda en el silencio de los pegajosos pelos de las axilas; se disfraza de piel y de caricia; e incluso logra, mediante mecanismos psíquicos de fina sutileza ,establecer vínculos afectivos de los más variados tintes y las más verosímiles actitudes de bondad.
¡Qué destino incierto el de este mundo donde la peste tiñe de hermosos colores las flores de todo jardín que permanece intacto!

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